miércoles, 5 de agosto de 2009


Capítulo cuarto.
Agua.

Un espacio negro en lo profundo se asoma,
Me repite sin cesar que lo acompañe,
Susurra.
Las rocas en mis se molestan,
Desvanecen cada vez que paso por agua en mis lágrimas,
Me deslizo sobre ellas, me acuesto, me empapo.
¿Qué es lo que mi corazón tiene?
¿Qué es lo que siento?
Pinto un retrato una obra de arte en mi cabeza.
Delicadamente postro una lagrima mía en tu mejilla,
La humedezco.
Se desvanece.
Sutilmente adquiero un enorme sabor a frutas en mi boca.
Pensando en el dilema que mis lágrimas se llevan,
Soy capaz de responder que es lo que me tiene así.
¿La respuesta?
No.
¿El sentir?
Tal vez.
¿El pensamiento?
Quizás.
Grito profundamente que mis rocas y aquel negro hoyo se inundaron con mis lágrimas,
No existe más sentir que esto,
No hay más razón.
No.
Mis lágrimas son tributo de felicidad.
Son armonía para vivir.
Son el motivo.
Es solo……….
Porque estoy alegremente enamorado.

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