TIC TAC
La noche del primero de enero me, encontraba una vez más junto al atolladero en mi cabeza, teniendo la esperanza que en algún rincón de la casa iba encontrar una solución viable que me pudiera sacar de este embrollo. Caída la tarde, mis ojos se desvanecían junto al ocaso del atardecer haciendo dupla junto con los rayos de este astro. Mirando el reloj de la pared junto al baño que queda en mi habitación, mis pupilas se dilataban cada vez más debido a que cada segundo que pasaba, la oscuridad me albergaba y ocupaba una porción más de mi cuarto. Acariciando cada segundo, cada movimiento del segundero; viendo cómo con cada parpadeo muere un segundo, saboreando el silencio en el que mueren y el susurro que le viene después de este acto y una vez mas y otra vez, envuelto en un círculo vicioso que me brindaba placer en ese instante.
Pasaban y pasaban las los minutos, el reloj que reflejaban mis ojos, con su tic tac, me abrazaba con sus agujas tic tac, me alegraban
Con su muerte y me entretenían con su movimiento.
Tic tac
Hacían mis ojos,
Tic tac respondía mi mente, toda la noche hasta el otro día.
Sabiendo que mi angustia se debía a un capricho a una simple e insignificante rabieta.
Me dolía la cabeza dando círculos como en el reloj, sentía un hormigueo de dolor en mi estomago por no poder comunicarme con la solución.
Mis manos, a la vez que se enfriaban, sudaban y me susurraban que tenían mucho frio, mi solución está al alcance de ellas pero no me respondían, era como si les gustara ese dolor, esa angustia.
Quería verla, sentirla, entrecruzar mis dedos con los suyos para sentirme seguro de nuevo, volver a recuperar la plena felicidad, sabiendo que aun, siendo feliz, no la tengo.
Aquel día pensé que mía mor por ella era más importante e interesante que explorar la muerte.
Mía mor solo se debe a una sola persona solo una sola.
Desvaneciéndome en aquel día para volver a levantarme hoy.
Ahora en mí, no se esconde el sol, no sale el ocaso, no!!!!
En mi amanece. Solo con la idea de compartir el tic tac con su mirada y no con el tiempo.
Pasaban y pasaban las los minutos, el reloj que reflejaban mis ojos, con su tic tac, me abrazaba con sus agujas tic tac, me alegraban
Con su muerte y me entretenían con su movimiento.
Tic tac
Hacían mis ojos,
Tic tac respondía mi mente, toda la noche hasta el otro día.
Sabiendo que mi angustia se debía a un capricho a una simple e insignificante rabieta.
Me dolía la cabeza dando círculos como en el reloj, sentía un hormigueo de dolor en mi estomago por no poder comunicarme con la solución.
Mis manos, a la vez que se enfriaban, sudaban y me susurraban que tenían mucho frio, mi solución está al alcance de ellas pero no me respondían, era como si les gustara ese dolor, esa angustia.
Quería verla, sentirla, entrecruzar mis dedos con los suyos para sentirme seguro de nuevo, volver a recuperar la plena felicidad, sabiendo que aun, siendo feliz, no la tengo.
Aquel día pensé que mía mor por ella era más importante e interesante que explorar la muerte.
Mía mor solo se debe a una sola persona solo una sola.
Desvaneciéndome en aquel día para volver a levantarme hoy.
Ahora en mí, no se esconde el sol, no sale el ocaso, no!!!!
En mi amanece. Solo con la idea de compartir el tic tac con su mirada y no con el tiempo.